En este post nos centraremos en cómo acompañar al doliente, una vez que ha pasado un tiempo desde la pérdida: cuando ha afrontado el duelo inmediato, el doliente comienza a darse cuenta de la realidad de la pérdida y vuelve a retomar su rutina.
Esta etapa se conoce como duelo agudo. Acompañar a alguien de nuestro entorno que haya sufrido una pérdida puede resultar difícil a la hora de saber cuál es la mejor manera de ayudarle, qué decir y qué no decir.
Cómo atender el duelo agudo
La barrera fundamental a la que nos enfrentamos cuando estamos al lado de una persona en duelo y queremos ayudarle son nuestros propios miedos: miedo al dolor, a la muerte, a no saber qué decir o qué hacer, miedo a hacer más daño, etc.
Acompañar a alguien en duelo supone centrarse en el otro y colocarse al lado del que sufre, sabiendo que no tenemos la capacidad de liberar mágicamente el dolor de nadie. Pero sí podemos ofrecer una ayuda fundamental escuchando, interesándonos, ofreciendo ayuda concreta y respetando el proceso del otro.
Cómo consolar a una persona en duelo
La primera de las ayudas básicas que podemos proporcionar a alguien que está en duelo es ofrecerle nuestro interés y nuestra apertura a la comunicación; mostrarnos interesados y abiertos a lo que la persona quiere compartir. Es importante ser conscientes de que nada de lo que podamos decir va a aliviar instantáneamente el dolor de la persona.
El duelo duele y que exista dolor es parte inherente del proceso. Escuchar realmente a alguien que está sufriendo, estar a su lado de forma auténtica, con cariño y cuidado es una ayuda fundamental y de gran valor. Si no se sabe qué decir, es mejor no decir nada. Reconforta más un acompañamiento en silencio o una mano en el hombro que una frase hecha.
La escucha en el duelo
Se suele menospreciar el poder de la escucha y del acompañamiento, como si no fuera suficiente. Sin embargo, estar al lado de alguien que sufre, validar con nuestra atención todo aquello que está viviendo, le ayudará a andar el camino del duelo. Permitir al doliente poner palabras al dolor, expresarse con el llanto o el enfado, o compartir cómo está afrontando su pérdida le va a ayudar a elaborar las tareas del duelo de una manera casi espontánea.
Dar la oportunidad al doliente de poder expresarse, preguntarle cómo está, es dar la oportunidad de que se exprese y que comparta su vivencia. Preguntar e interesarse sinceramente es tender la mano. El doliente será quien decida hablar o no en ese momento o según de qué temas.
Cómo ayudar a una persona en duelo
Resulta también un gran apoyo ofrecer ayudas más específicas: concretar el “Llámame cuando quieras” o “Estoy aquí para lo que necesites”. Por ejemplo, también podemos ofrecernos para ayudarle en tareas cotidianas que, tras la pérdida, puedan resultar más complicadas de abarcar, tomar la iniciativa para llamar al doliente, quedar con él, etc.
Otra forma de ayudar es compartir con el doliente cómo hemos vivido nosotros otras pérdidas. No todos sentimos igual ni con la misma intensidad, pero compartir nuestra propia experiencia puede resultarle útil y beneficioso. Dejarse guiar por el respeto a la vivencia del otro (la experiencia de duelo es subjetiva y, por lo tanto, muy personal) y estar junto al doliente desde la autenticidad son dos factores clave en la ayuda en el duelo.


Deja una respuesta